Taiwan Semiconductor Manufacturing Company (TSMC), uno de los principales fabricantes de semiconductores del mundo, ha suspendido la producción de chips avanzados de inteligencia artificial para empresas tecnológicas con sede en China. La decisión de TSMC tendrá graves repercusiones en los clientes chinos relacionados con la empresa, que es un importante proveedor de hardware en proyectos orientados a la inteligencia artificial. Según el Financial Times, el fabricante con sede en Taiwán detendrá la producción de procesadores de 7 nanómetros o menos, lo que requerirá la aprobación del gobierno estadounidense para los pedidos de este tipo de clientes con sede en China.
Se cree que esta decisión está relacionada con el uso por parte de Huawei de chips de TSMC en hardware prohibido y con las sospechas de violación de las sanciones impuestas por el Departamento de Comercio estadounidense. TSMC está tomando medidas para cumplir las sanciones comerciales impuestas por EE. UU. en 2020, al tiempo que sigue una política de limitación del acceso de las empresas chinas a los semiconductores avanzados.
Según las conclusiones de la empresa de investigación canadiense TechInsights, se detectaron chips fabricados por TSMC en los dispositivos aceleradores de inteligencia artificial de alto rendimiento de Huawei. Esto se consideró una violación de las sanciones comerciales que Estados Unidos inició contra Huawei en 2020. TSMC compartió estos hallazgos de TechInsights con el Departamento de Comercio de EE. UU. y declaró que no mantiene una relación comercial directa con Huawei. Las sanciones estadounidenses sobre el suministro de chips afectan directamente no solo a las empresas tecnológicas con sede en China, sino también a las estadounidenses y europeas. En el marco de estas sanciones, se cancelaron las licencias de suministro de gigantes estadounidenses como Intel y Qualcomm a empresas chinas.
La suspensión por parte de TSMC de la producción de chips avanzados para clientes chinos se interpreta como un movimiento estratégico para proteger sus relaciones con Estados Unidos. El deseo del gobierno estadounidense de controlar el acceso a la tecnología está alimentando la competencia con China, especialmente en inteligencia artificial y tecnologías de defensa. La nueva política de TSMC se considera parte de un esfuerzo por demostrar que está alineada con los intereses estadounidenses.
Se espera que la decisión de TSMC tenga uno de los mayores impactos en los avances de China en tecnologías de inteligencia artificial. Gigantes tecnológicos chinos como Baidu aspiraban a desarrollar sistemas de alto rendimiento utilizando los avanzados chips de TSMC en proyectos de inteligencia artificial. En concreto, aunque los chips de menos de 7 nanómetros son fundamentales en las aplicaciones de inteligencia artificial, el difícil acceso de las empresas con sede en China a estos chips dificultará el avance de sus proyectos. También parece probable que China acelere sus esfuerzos para reforzar su propia infraestructura de fabricación de semiconductores, pero a corto plazo no será fácil desarrollar alternativas capaces de producir chips de alta calidad como TSMC.
TSMC puede provocar una crisis de suministro en China con este movimiento
En un momento en que EE.UU. está endureciendo las restricciones de acceso a la tecnología para las empresas chinas, la dificultad de éstas para acceder a semiconductores avanzados de líderes mundiales como TSMC podría provocar una crisis de suministro a gran escala en el país. Por ejemplo, la inversión en proyectos chinos de semiconductores respaldados por el gobierno podría acelerarse para crear un ecosistema independiente en este campo. Sin embargo, el desarrollo de tecnologías que requieren capacidad de producción de semiconductores avanzados parece un proceso difícil para China a corto plazo.
Esta guerra tecnológica de semiconductores entre EE.UU. y China sigue creando incertidumbre en la industria mundial de chips. La decisión de TSMC de imponer restricciones a las empresas chinas puede hacer que no sólo China, sino también otros países y empresas, reconsideren sus estrategias de adquisición de tecnología.