Los viajes espaciales presentan condiciones inusuales para el cuerpo humano. En ausencia de gravedad, los astronautas se enfrentan a diversos retos para su salud física y cognitiva. Aunque la distribución de los fluidos corporales cambia en microgravedad, también se observan problemas como la pérdida de masa muscular y ósea. Estos efectos pueden agravarse en función del tiempo de permanencia en el espacio. Teniendo en cuenta la estructura del cuerpo humano, que depende de la gravedad, se puede comprender lo complejo que es el proceso de vivir en el espacio.
La pérdida de masa muscular es un efecto físico importante de la microgravedad. Los músculos que no tienen que trabajar contra la gravedad se debilitan con el tiempo al no utilizarse. Del mismo modo, los huesos pierden densidad y se vuelven quebradizos al no soportar la carga. Para evitar estas situaciones, los astronautas tienen que hacer ejercicio durante unas dos horas al día. Además, los estudios científicos realizados en la Estación Espacial Internacional (ISS) pretenden comprender y combatir los efectos de la microgravedad en el organismo.
Efectos de la microgravedad en la percepción cognitiva y sensorial
Además de los efectos físicos, la microgravedad también afecta a la percepción humana y a las funciones cognitivas. Mientras que nuestra percepción del equilibrio y el movimiento en la Tierra funciona a través del sistema vestibular, la falta de gravedad en el espacio neutraliza este sistema. Esto puede provocar que los astronautas tengan dificultades con el movimiento y la conciencia del entorno. Por ejemplo, a los astronautas les puede resultar difícil percibir con precisión la altura o la distancia de un objeto. Sin embargo, estos cambios pueden crear problemas de adaptación tanto durante la misión como al regresar a la Tierra.
Además, la microgravedad afecta directamente a la distribución de los fluidos corporales. Los fluidos que normalmente se acumulan en la parte inferior del cuerpo se desplazan hacia la cabeza y el pecho en condiciones de ingravidez. Esto puede provocar una sensación de hinchazón en la cara de los astronautas y un aumento de la presión intracraneal. El aumento de la presión intracraneal puede causar problemas de visión. Existe el riesgo de que la visión de los astronautas sufra daños permanentes como resultado de largos periodos en el espacio.
Las tecnologías desarrolladas para controlar continuamente el estado de salud de los astronautas desempeñan un papel importante a la hora de afrontar estos retos. El sistema Bio-Monitor desarrollado por la Agencia Espacial Canadiense consiste en una camiseta inteligente y una cinta para la cabeza que pueden medir continuamente las constantes vitales de los astronautas. Este sistema, que registra valores como la frecuencia cardiaca, la tensión arterial, la frecuencia respiratoria y la temperatura de la piel, es prometedor para los servicios sanitarios tanto en la Tierra como en el espacio. Con este tipo de innovaciones se pretende tanto aumentar la seguridad de las misiones espaciales como reducir la carga física de los astronautas.
Tanto los efectos psicológicos como los físicos desempeñan un papel importante en el espacio. El entorno de microgravedad puede alterar los patrones de sueño de los astronautas y reducir su rendimiento cognitivo. El dispositivo Myotones, desarrollado por la Agencia Espacial Europea, se utiliza para evaluar la eficacia de los programas de ejercicio midiendo la rigidez muscular de los astronautas. Con este dispositivo se minimiza el riesgo de pérdida muscular durante la tarea.
Además, se realizan varios experimentos para medir la percepción sensorial de los astronautas. Entre ellos, el experimento VECTION pretende estudiar cómo la microgravedad modifica la percepción del movimiento. Los astronautas intentan percibir la altura o la dirección del movimiento de los objetos utilizando gafas de realidad virtual. Estos experimentos son fundamentales para comprender las formas de adaptarse al entorno espacial.
Por consiguiente, comprender y combatir los efectos de la microgravedad en la salud humana es vital para el éxito de las misiones espaciales. Se han desarrollado muchas tecnologías, desde programas de ejercicios hasta sistemas de vigilancia de la salud, para superar estos retos. Estos estudios permitirán que las futuras misiones espaciales de larga duración se lleven a cabo de forma más segura y eficiente.